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¡Cuidado con la falsedad!

Este pueblo me alaba con la boca y me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. Su adoración no es más que un mandato enseñado por hombres.
(Isaías 29:13)

Algunas personas ven bien adquirir artículos falsificados. No les molesta exhibir un nombre o una marca aun sabiendo que el artículo, la vestimenta, el aparato electrónico u otra cosa, no es realmente original. Para ellos lo que importa es la apariencia de las cosas. Pero hay un área en la que, posiblemente, todos nos oponemos a la falsedad: nuestras relaciones. Nadie admira las amistades falsas. Nos entristecemos cuando descubrimos que alguien nos trata con falsedad, ¿no? Pero, ¿qué de nuestra relación con Dios?

Si de veras creemos que debemos ser personas verdaderas y honestas en nuestras relaciones interpersonales, esto debe ser aun más cierto en lo que concierne a nuestra relación con Dios. No solamente porque él es el Señor y merece lo mejor que hay en nosotros sino también porque él es la verdad (Juan 14:6) y sabe con toda certeza si lo que decimos es sincero o no. ¡Dejemos de lado el engaño! Adora a Dios y acércate a él en espíritu y en verdad, con un corazón íntegro y con labios sinceros.

Evaluando la sinceridad de mi corazón:

  • Haz un balance personal. ¿Eres una persona veraz?
  • Analiza tus tiempos de oración y tu alabanza. ¿Es verdad todo lo que hablas o cantas a Dios?
  • Ora y pídele a Dios que te muestre quién eres en realidad.
  • Pide perdón si reconoces que no has sido totalmente sincero con el Señor.
  • Es muy probable que dependiendo de lo que descubras, necesites hacer algunos cambios internos que repercutirán en cambios de actitud.
  • Vuelve a leer el versículo de hoy y busca también otros pasajes que nos alertan sobre el peligro de la hipocresía (Salmos 78:35-36; Proverbios 26:23; Ezequiel 33:31-32; Mateo 7:21; Marcos 7:6; Tito 1:16). Medita sobre cómo evitar hablar falsamente (1 Timoteo 6:11).
  • Busca acercar tu corazón a Dios. Esto se logra a través de una amistad verdadera con él. Se trata de un andar diario.

Para orar:

Señor Dios, reconozco que no hablo siempre con sinceridad. Perdóname por eso y ayúdame a ser una persona veraz y honesta. Enséñame a ser más como Jesucristo en mi actitud, en mis relaciones en casa, en el trabajo, en la iglesia y dondequiera que voy. Pero por encima de todo quiero ser leal en mi andar contigo. Ayúdame a marcar una diferencia con mis valores y mis actitudes, que siempre te honren y te glorifiquen. En el nombre de Jesús oro y te agradezco, amén.

(Fuente: https://www.subiblia.com/devocional-diario/)