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Alma tranquila

¡Ya puedes, alma mía, estar tranquila, que el Señor ha sido bueno contigo! (Salmo 116:7). Si pudiésemos destacar una cualidad de David esta sería su sumisión a Dios. El «rey guerrero» pasó por diversas luchas y persecuciones, pero nunca tuvo miedo de exponer su aflicción delante de Dios. En sus momentos de oración David derramaba su corazón delante de Dios con toda sinceridad.

El rey David nos enseñó cómo proceder en momentos de angustia. En este salmo David se afirma en los hechos del Señor y de esa forma reconoce que era el favor de Dios lo que calmaba su alma pues recibía confianza de parte de Dios. Cuando su alma estaba inquieta con las incertidumbres de la vida David recordaba los grandes hechos del Señor.

El mejor remedio contra la ansiedad es reconocer el poder de Dios. Recordar lo que el Señor ha hecho nos muestra lo que Dios puede hacer nuevamente. Confía en el Señor, tranquiliza tu alma, recuerda cuán bueno él ha sido contigo.

Tranquiliza tu alma: Recuerda las bendiciones y todo lo que el Señor ha hecho en tu vida. Si él fue capaz de hacer grandes cosas en el pasado, confía en que ahora lo volverá a hacer. Agradece a Dios lo que ha hecho por ti. Toma un momento para darle las gracias. Un corazón agradecido a Dios se siente ligero y está abierto a recibir todavía más bendiciones. Lee la Biblia y deléitate al ver cuánto Dios nos ama. Medita en su Palabra y aliméntate de ella.

Para orar: Señor Dios, tú eres poderoso y nada ni nadie es capaz de estorbar tu obra. Tú has hecho grandes cosas en mi vida y te doy muchas gracias por eso. Mi confianza está puesta solo en ti y, es por eso que mi alma está tranquila, confiada en tu gran poder. Amén.

Devocional publicado en https://www.subiblia.com/devocional-diario/ y Adaptado por Heriberto Ayala.