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“Ocultos a plena luz”

Tal vez este título suene algo paradogico, pero es un titular de un informe muy importante. Que compartiré contigo en este blog, usaré como un ejemplo a mi país de origen que es Paraguay. Lo escribí hace algunos años atras, pero comparto nuevamente con ustedes porque el tema sigue muy presente y es algo muy preocupante para nuestro pueblo hispano hablante.

Era un lunes 30 de mayo de 2016, una columnista de un diario paraguayo, escribió un articulo sobre abusos sexuales en la infancia y que podríamos leer con el corazón en la mano. Este articulo menciona datos alarmantes y paradójico, en este siglo 21 donde abundan organizaciones, instituciones, y personas individuales, lucrándose a costa de los supuestos beneficios para brindar protección a los niños y niñas abusadas sexualmente.

Parte del relato de la escritora Clara dice, que Unicef publicó en el 2014 “Ocultos a plena luz”, documento en el cual plantea que 120 millones de niñas y adolescentes de todo el mundo más de una de cada 10 han sido víctimas de relaciones sexuales forzadas y otras agresiones sexuales en algún momento de sus vidas. Se calcula que somos alrededor de 7.500 millones de personas.

Otro estudio señala que entre el 70% y el 80% de las víctimas de abuso sexual son niñas, que en un 50% los responsables conviven en la misma casa que las abusadas y que el 75% de los abusadores son familiares directos. Cifras terroríficas cuando tomamos conciencia de que son personas vulnerables por su edad y además, los hechos demuestran que son desprotegidas y olvidadas por el Estado.

Aunque debemos decir que es muy difícil conocer datos exactos de los abusos sexuales, muchos mas si sabemos que vivimos en una sociedad en que los niños y niñas son objetos, y en caso de ser mujeres, con más razón. Los frenos culturales (vergüenza, temor, desconfianza ante el sistema) conspiran contra la denuncia de los delitos sexuales que gozan así de impunidad en la gran mayoría de los casos.

Mis queridos amigos es una vergüenza que en el artículo 135 del Código Penal Paraguayo establece solo hasta 3 años de cárcel o multa para un abusador de menor; disponiendo un aumento de la pena cuando existen agravantes, llegando hasta los 10 años “cuando el autor haya realizado el coito con la víctima”. Sin embargo robar una vaca es mas grave, el mismo Código establece hasta 10 años de prisión para quien comete cualquier tipo de abigeato, según el artículo 163, dejando una sensación de que se valoriza más a los animales que a las personas.

Pero Dios juzga con la misma medida, para él pecado es pecado el que roba una vaca o el que roba la infancia, la dignidad humana, dejando huellas profundas en el corazón de quien sea una victima, pagarán de la misma forma. El apóstol Pablo escribió en Romanos 12:19, Queridos hermanos, no tomen venganza ustedes mismos, sino dejen que Dios sea quien castigue; porque la Escritura dice: «A mí me corresponde hacer justicia; yo pagaré, dice el Señor. Dios mismo declara en Salmos 127:3 He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre. Tratemos bien la herencia de Dios y seremos muy bendecidos. ¿Cuidarías a los desprotegidos? ¿ocultarías un abuso sexual o sacarías a la luz?