La Resiliencia

La vida está llena de desafíos. Enfrentar estos desafíos nos puede ayudar a descubrir los maravillosos recursos que Dios nos ha entregado para disfrutar la vida. Una vida feliz y plena no depende de la ausencia de experiencias adversas, sino de cómo respondemos ante este tipo de situaciones y cuánto logramos crecer a través de ellas.
Una analogía básica que podemos utilizar es la de la restauración de los huesos de nuestro cuerpo. En el sistema óseo, los huesos son capaces de reparar sus fracturas y lesiones, volviendo, con el paso del tiempo a su estado original. Así también los seres humanos podemos ser capaces de sobreponernos a las circunstancias difíciles de la vida, superar los desafíos y aprender lecciones.
La resiliencia, es la capacidad del ser humano que le permite superar la adversidad y aprender de ella. Esta capacidad le permite a una persona contar con mayores recursos para afrontar el futuro, destacando las fortalezas por sobre las limitaciones. Además de nuestra familia y amigos, tenemos a Dios y Su Palabra. La Biblia es nuestro mayor y mejor apoyo en momentos de adversidad; nos brinda consuelo, consejos y la corrección necesaria en los momentos precisos.
En la Biblia, podemos encontrar numerosos ejemplos de Resiliencia; en Génesis 21:22, Abraham, el padre de la fe, esperó durante años por su hijo Isaac y recibió las promesas de parte de Dios. Un segundo caso lo vemos en la historia de José, el joven que fue vendido como esclavo por sus hermanos y con el paso del tiempo llegó a ser muy poderoso como primer ministro de Egipto, nos dice en Génesis 41:41. Un tercer caso es Job, varón perfecto y temeroso de Dios, pasó por muchas pruebas, pero al final de ellas fue perfeccionado y Dios le restauró todas sus riquezas y le dio nuevos hijos, Job 42:10.
Más tarde, el apóstol Pablo escribió a los hermanos en Corinto: “Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” 2 Corintios 12:10. Dios quiere que tengamos la fortaleza que proviene de Él, quiere que aprendamos y obtengamos lecciones de los desafíos que enfrentamos y podamos crecer a través de ellos. Dios nos ayuda a ser resilientes
La resiliencia puede ser innata o adquirida. Existen personas que parecen traer desde su nacimiento cierta capacidad para tolerar las frustraciones y dificultades de forma positiva, saliendo airosas y fortalecidas después de haberlas vivido. Pero también existe la posibilidad de desarrollar e incorporar en nuestra vida este tipo de recursos personales.
Tenemos a Dios en nuestras vidas y Él nos entrega herramientas para enfrentar cualquier desafío. Sólo debemos tener la determinación de buscar y crear una relación cercana y genuina con Dios, una relación que se vuelve íntima a través de la oración, el ayuno, la meditación y el estudio.
El proceso resiliente es similar a la creación de una perla dentro de una ostra. Cuando un granito de arena entra en su interior, la ostra segrega nácar para defenderse, de manera que el pequeño grano de arena va recubriéndose poco a poco del nácar secretado. El resultado es la formación de una joya brillante y preciosa llamada “perla”.
¡Asegurémonos de encontrar y compartir la maravillosa habilidad de resiliencia que Dios nos ha entregado! Ore a Dios, padre bueno, gracias por la capacidad de volver a levantarme, tu sabes mis luchas y pruebas, solo quiero enfocarme en ti aun en los problemas. Ayudame a tener la fuerza necesaria para no rendirme, guiame con tu Espiritu Santo, amén.
Escrito por Nicky Wiebe y adaptado por Heriberto Ayala.