Ame a su conyuge

«Un esposo fue a visitar a un Sabio consejero y le dijo que ya no quería a su esposa y que pensaba separarse. El Sabio lo escuchó, lo miró a los ojos y solamente le dijo una palabra: Ámela, luego se calló. Pero el hombre dijo, es que ya no siento nada por ella.
Ámela, repuso el Sabio. Y ante el desconcierto del señor, después de un oportuno silencio, agregó lo siguiente: «Amar es una decisión, no un sentimiento; Amar es dedicación y entrega. Amar es un verbo y el fruto de esa acción es el Amor.
El Amor es un ejercicio de jardinería: arranque lo que hace daño, prepare el terreno, siembre, sea paciente, riegue y cuide. Esté preparado porque habrá plagas, sequías o excesos de lluvia, mas no por eso abandone su jardín. Áme a su pareja, es decir, acéptela, valórela, respétela, darle afecto y ternura, admírela y compréndala. Eso es todo «Ámela».
Dios creó al hombre y a la mujer a fin de establecer en el matrimonio la más íntima de las relaciones humanas. Cada quien antes de casarse, sus lazos más íntimos son los que tiene con sus padres. Pero, al casarse, no cabe duda de que el lazo más íntimo y fuerte tiene que ser con su cónyuge. En Génesis 2:24 «Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, y los dos llegarán a ser un solo cuerpo.». Los novios tienen que reconocer esto y estar dispuestos a dejar padre y madre. Aunque duela, también los padres deben entender. Porque es el principio de Dios para el matrimonio.
Dios fue calro en su mensaje para las relaciones conyugales al dejar el mensaje en Efesios 5:21ss, Sométanse unos a otros, por reverencia a Cristo. 22 Esposas, sométanse a sus propios esposos como al Señor. 23 Porque el esposo es cabeza de su esposa, así como Cristo es cabeza y salvador de la iglesia, la cual es su cuerpo. 24 Así como la iglesia se somete a Cristo, también las esposas deben someterse a sus esposos en todo. 25 Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella 26 para hacerla santa. Él la purificó, lavándola con agua mediante la palabra, 27 para presentársela a sí mismo como una iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni ninguna otra imperfección, sino santa e intachable. 28 Así mismo el esposo debe amar a su esposa como a su propio cuerpo. El que ama a su esposa se ama a sí mismo…
Para que la relación marche bien, el creador Dios nos dice que la base debe ser el amor y la sumisión mútua. La regla de un hogar cristiano es: tal como Cristo se sometió, voluntariamente al Padre, así el esposo tiene que someterse, voluntariamente a Cristo. Y la esposa, siendo la compañera de su esposo, también se somete, voluntariamente a sus autoridad, que el ha ejercitado en amor. Y creo que no hay ninguna mujer en el mundo que no se sometería a esa clase de autoridad.
Al pensar en la autoridad en el hogar, hay que pensar de la cruz, donde Cristo se sometió totalmente y sin reserva. Allí aprendemos el gran amor de Cristo por nosotros, y allí también nosotros nos humillamos delante de El. Como esta tu relación con Dios y con tu conyuge? Ore a Dios pidiendo fortaleza y guía para que tu relación matrimonial y familiar pueda prosperar, y que esas relaciones puedan basarse en amor y sumisión.