El evangelio se vive

Un dicho reza de esta forma: “Una acción vale más que mil palabras.” Actualmente pareciera que lo único que importa para que una persona ejerza un cargo alto o sea bien remunerado es el título o su capacidad para hablar elocuentemente. Sin embargo el estilo de vida que este lleva en lo privado en muchas ocasiones carece de peso o de importancia.
Cuando vemos el pasaje de Santiago 1, 26, que expresa: “Si alguno cree ser religioso, pero no sabe frenar su lengua, se engaña a su mismo y su religión no sirve para nada.”
Aquí podemos observar que el escritor expresa la necesidad de frenar la lengua, pero el que no lo hace se engaña a sí mismo. ¿A qué se refiere el autor cuando habla de frenar la lengua? Literalmente expresa lo que los dos refranes anteriores dicen. Uno puede tener un amplio conocimiento sin aplicarlos y creer que uno lo está viviendo. Pero al final de cuentas las personas quedarán con tu imagen y no con tus palabras.
Muchas veces creemos que el cristianismo es algo que se limita a la iglesia o la comunidad de creyentes. No obstante es mucho más práctico. Entre la falta de convivencia con Cristo en la vida cotidiana y el domingo en la congregación es mera hipocresía religiosa. La vida espiritual no se mide realmente en un culto en el templo o por los largos tiempos de oración y estudios bíblicos que uno realiza. Aunque todo esto sea elemental y crucial para la vida del creyente, no es un parámetro absoluto para establecer la madures cristiana.
Nuestro nivel de compromiso con Cristo se pondrá en evidencia en los lugares donde frecuentamos. La cancha de fútbol o voley, las rondas de tereré, el tiempo a solas con el novio/a, el matrimonio, entre amigos o compañeros de trabajo no cristiano, etc. Cada día debemos repetir y vivir las palabras de Pablo en Filipenses 1:21, Pues para mí, el vivir es Cristo.
Mis amigos, animo hoy a dejar la vida religiosa y a vivir el verdadero Evangelio de Jesucristo, y que se cumpla en ti Gálatas 2:20; Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. Vivas estas palabras y disfrutaras del Reino de Dios.
¿Cómo eres en la vida cotidiana, pueden ver tus amigos, familiares en tu vida a Cristo? ¿Aplicas los principios de Cristo en cada esfera de tu vida? Guardes la Palabra de Dios en tu corazón, para que esta moldee tu ser y así lo apliques a tu vida a diario. Te invito a orar; Padre Celestial