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Desobedecer al pastor

Se relata la historia de una oveja que siempre desobediencia a su pastor y se descarriaba con mucha frecuencia. El pastor por fin se vio obligado a tomar medidas fuertes para que la oveja aprendiera a obedecer. En una de estas muchas ocasiones en que el pastor tuvo que buscar a la oveja descarriada, al hallarla le pegó en una de las piernas con tanta fuerza, que le quebró la pierna a la pobre ovejita.

Después el pastor recogió tiernamente a la oveja y la llevó al redil, donde le dio a ese miembro afectado la atención médica que le correspondía. Durante varios días el pastor, con sus propias manos, dio de comer a la oveja, la acariciaba y la trataba con mucho cariño. Cuando la oveja pudo andar otra vez, cojeaba un poco; pero no volvió a extraviarse. Se dice que siempre andaba muy cerca de su pastor y que lo obedecía en todo lo que le indicaba.

Cuantas veces como ovejas del buen pastor que es Cristo, nos comportamos de esta manera? El mismo con paciencia soporta nuestra desobediencia, que abusamos creando una ocasión a que el Dios de todo poder, pueda darnos una medida disciplinaría y que muchas veces no nos gusta, pero antes ni pensamos en consecuencias de los que hemos hecho.

La Biblia en Hebreos 12:5-13 encontramos; 5 y han olvidado ya lo que Dios les aconseja como a hijos suyos. Dice en la Escritura: «No desprecies, hijo mío, la corrección del Señor, ni te desanimes cuando te reprenda. 6 Porque el Señor corrige a quien él ama, y castiga a aquel a quien recibe como hijo.» 7 Ustedes están sufriendo para su corrección: Dios los trata como a hijos. ¿Acaso hay algún hijo a quien su padre no corrija? 8 Pero si Dios no los corrige a ustedes como corrige a todos sus hijos, entonces ustedes no son hijos legítimos.

9 Además, cuando éramos niños, nuestros padres aquí en la tierra nos corregían, y los respetábamos. ¿Por qué no hemos de someternos, con mayor razón, a nuestro Padre celestial, para obtener la vida? 10 Nuestros padres aquí en la tierra nos corregían durante esta corta vida, según lo que les parecía más conveniente; pero Dios nos corrige para nuestro verdadero provecho, para hacernos santos como él. 11 Ciertamente, ningún castigo es agradable en el momento de recibirlo, sino que duele; pero si uno aprende la lección, el resultado es una vida de paz y rectitud. 12 Así pues, renueven las fuerzas de sus manos cansadas y de sus rodillas debilitadas, 13 y busquen el camino derecho, para que sane el pie que está cojo y no se tuerza más.

Debemos llevar siempre en cuenta que Dios no está con una barita andando detrás y así por cualquier error cometido para poder darte tu merecido. Él anda con cajas llenos de amor, corrigiendo los errores para poder moldearte de acuerdo a su medida. Dios te ama por eso te disciplina, como dice la Escritura, ninguna corrección da gusto recibirla, pero es necesario para madurar y salir con victoria.

Dios corrige con propósito a quien ama: para enseñarnos la sumisión, para hacernos santos como él, para tener una vida de paz y rectitud, para renovar nuestras fuerzas, para vivir por camino sin laberintos, y Dios nos corrige para sanarnos, y así podamos obtener la vida eterna.

¿Dejarías que Dios y tu pastor te corrijan para tener una vida en paz y rectitud? Ora a Dios, hoy reconozco que por amor permites que haya la corrección de tu parte, gracias por el deseo de llenarme de tu paz y por ayudarme a través de cada disciplina llegar a ser santo, te necesito hoy y siempre.