Servidor o simpatizante

Se cuenta que durante la guerra de la independencia norteamericana, un hombre joven se acercó al general Jorge Washington y le dijo: mi general, quiero que sepa que creo con todo mi corazón en usted y en la causa que defiende. A lo que Jorge Washington le agradeció, aquellas palabras y le preguntó:
¿En qué regimiento está usted? ¿Quién es su comandante? ¿Qué uniforme lleva?, Oh, no respondió el joven, no estoy en el ejército, soy sólo un civil. A lo que Jorge Washington replicó: joven, si usted cree en mí, como dice y también en la causa que defiendo, vaya y únase al ejército inmediatamente. Póngase nuestro uniforme. Búsquese armas y venga a luchar.
Que desafío para el joven, de tomar en cuenta y con seriedad lo que demanda ser un servidor, un soldado que demuestra su convicción y confianza hacia una filosofía, hacia una causa, pero debía alistarse y salir de su comodidad, salir de su rutina diaria. Dejar su admiración lejana y acercase al compromiso de servir por lo que cree.
En lo que cada seguidor de Cristo debe de hacer para demostrar que es un servidor de Cristo y no solamente un simpatizante, que desde lejos, desde su cueva clame diciendo, sí yo creo en Jesús, estoy de acuerdo que él vino a morir, por mis pecados para salvarme. Sino llevar en cuenta el desafío que presenta el mismo Jesucristo en Marcos 8:34-35:
Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. 35 Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará.
Cristo nos llama a rendir nuestras vidas a él, a negar nuestro ego, cosas que nos gusta, vida cómoda, hasta inclusive trabajo bien pagado para seguir y servirle. Él no necesita solamente nuestra admiración, no necesita solamente escuchar que creemos en él, sino a que estemos disponibles. Cargar la cruz, con esto Jesús recordaba la escena de un condenado llevando su cruz por las calles. De igual manera, el seguidor de Jesús tiene que aceptar el desprecio y renunciar a sus derechos propios, para demostrar que absolutamente viste su uniforme de servidor del gran maestro.
¿Eres un servidor o un simpatizante? ¿Dejarías todo para seguir y servir a Jesús? Es tiempo que no solamente manifiestes tu admiración y creencia por Jesús desde lejos, acércate hoy y rínde tu servicio a él. Ora así, Señor Jesús, se que estas ahí escuchándome, te pido que me aceptes como un seguidor y servidor tuyo y no solamente como un simpatizante, quiero dar todo a ti por causa de tu evangelio y hago un compromiso de vivir para ti y ganarme la vida que tenes preparada para mi, amen.