David no era perfecto

En la Biblia encontramos la historia de un joven rey, el cual era un simple pastor de ovejas e hijo menor de una numerosa familia. Nadie se esperaba mucho de él, pero Dios vio su corazón y mandó a un profeta llamado Samuel para que lo ungiese por rey de Israel. Este humilde pastor de oveja e hijo menor, era nada más y nada menos que David.
Un joven muchacho que asumía una responsabilidad que pocos lograrían asumir a esa edad. Teniendo el muchos hermanos mayores y con mayor experiencia, Dios lo eligió para ser el Rey de su pueblo.
¿Qué tenía de diferente este joven muchacho? ¿Por qué Dios se fijó tanto en él, hasta tal punto de llamarle un hombre conforme a su propio corazón?
David amaba la presencia de Dios más que cualquier otra cosa y tenía bien en claro su identidad. Aun siendo rey y teniendo todo el poder y la autoridad, el no confiaba en eso sino que se refugiaba en Dios. En el Salmo 52:7-8“He aquí el hombre que no puso a Dios por su fortaleza, sino que confió en la multitud de sus riquezas, y se detuvo en su maldad. Pero yo estoy como olivo verde en la casa de mi Dios; en la misericordia de Dios confió eternamente y para siempre.”
David, No era perfecto, ya que había cometido graves errores; como el adulterio y el homicidio. Pero la clave estaba en que buscaba cada día ser más como su Señor lo quería y no quedaba estancado en su pecado, al contrario se arrepentía y seguía adelante confiando en aquel Dios perdonador y misericordioso. En el salmos 51, vemos su arrempentimiento y que le ponia al gusto del corazon de Dios, Salmos 51 Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. 2 Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado. 3 Porque yo reconozco mis rebeliones, Y mi pecado está siempre delante de mí. 4 Contra ti, contra ti solo he pecado,
La vida de cada hijo de Dios debería ser así. Concentrados en estar en la presencia de Dios y en una íntima relación con Él. Precisamente este es el deseo de Dios el tener una relación como de padre e hijo, antes de una fría y áspera religión.
¿Cuánto tiempo dedicas a estar en la presencia de Dios? ¿Cuánto tiempo dedicas a la oración y el estudio de la Biblia? Recuerda que cada día Dios nos está esperando a este hermoso tiempo con Él. Así como un padre espera a su hijo para conversar en la hora del almuerzo. Ora al Señor, Dios gracias porque tu me has creado para relacionarme contigo. Gracias porque por la persona de tu hijo Jesús puedo entrar libremente en tu presencia, quiero recibir tu gozo, tu paz, por eso este día vengo a tí, te pido perdón y ayudame a buscarte siempre por medio de la oración, amen.