Avena con Leche

Una misionera estaba sola en un lugar de China, muy enferma, entre gente pagana, y lejos de las personas que podrían ayudarla. La misionera, en medio de su aflicción clamó a Dios en oración pidiéndole que la ayudara en situación tan difícil. Desde otro lugar de China un comerciante le envió varias cajas grandes de avena escocesa, sin que la misionera se las hubiera pedido. Ella tenía unos botes de leche condensada.
Con estas dos cosas tuvo que alimentarse y conservar la vida durante cuatro semanas. Después de este tiempo la misionera se sentía perfectamente bien de salud. Pasado algún tiempo estaba ella en un grupo de varias personas cristianas entre las cuales había un médico, y todos le pidieron que relatara con pormenores su enfermedad. Terminado esto, el médico dijo: “Dios oyó las oraciones de usted y le dio más de lo que usted puede imaginar; pues para la enfermedad que usted padeció, nosotros los médicos recomendamos como único alimento y medicina la avena mondada, cocida en agua y leche hasta formar un líquido espeso.
Así pues, Dios sabe lo que necesitamos y sus milagros se acomodan a nuestra necesidad, dolores y desesperaciones, por lo tanto sería importante llevar en cuenta lo que dice el rey David suplicando a Dios en el Salmo 4:1, Cuando clamo, respóndeme, oh Dios de mi justicia. En la angustia me has aliviado; ten piedad de mí, escucha mi oración. Muchas veces clamando a Dios en nuestra angustia, tenemos el sentimiento que nuestra oración ni siquiera llega hasta el cielo raso de nuestra casa, sepamos llevar en cuenta las palabras de Salmos 18:6; En mi angustia invoqué al Señor, y clamé a mi Dios; desde su templo oyó mi voz, y mi clamor delante de El llegó a sus oídos.
En el mismo salmos principalmente en el encontramos la respuesta al clamor del salmista, quien dijo 9 Me sacó a lugar espacioso; Me libró, porque se agradó de mí. Una cosa muy importante a llevar en cuenta para que la respuesta y las bendiciones de Dios lleguen a nuestras vidas es agradarle con todo el corazón, es lo que resalta el escrito de Salmos 18, Jehová me ha recompensado porque yo he guardado sus caminos y en medio de mi angustia no me aparté de él y fui recto con él.
¿Tienes hoy una necesidad, tal vez espiritual, física, emocional, económica u otra necesidad? Busca agradar a Dios, clama por su provisión, él nunca falla, nunca se equivoca. Así como lo hizo con la misionera de la historia le envió el remedio más apropiado, su mano se extenderá hacia ti y enviará en respuesta a tus oraciones lo mas conveniente para suplir tus necesidades.
Te invito a orar, Padre Celestial, gracias por tu amor y tu interés en mi vida, hoy reconozco que tu eres mi Dios de provisión, junto a quien llego con todas mis necesidades, confiadamente que recibiré respuestas a mis oraciones, según tu perfecto plan, en Cristo Jesús, amén.