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EL HIJO MAYOR

Escrito por Heriberto Ayala

En Paraguay tenemos la costumbre en los encuentros de familiares y amigos de comer un rico asado para festejar un acontecimiento importante.  Pero pensar en un rico asado no me llena el estomago si no disfruto el olor de esa carne sobre la parrilla, y luego cortando para la buena porción. Es así pasa de un cristiano perdonado por Dios, pero que sigue con la actitud del hijo mayor.

 En la parábola del hijo prodigo que relata Lucas 15:11, cuenta que un padre tenia 2 hijos y repartió la herencia a estos, pero el menor agarró todo y se mudó a otra provincia. Cuando todo haya malgastado vino devuelta a casa del padre y donde seguía viviendo el hermano mayor. El padre preparó una fiesta por el regreso del hijo perdido, y disfrutando de una rica cena del becerro gordo. Esto trajo enojo al hijo mayor, demostró su verdadero carácter cuando no quiso participar de la fiesta. Pobre papá, debió salir para convencer a su hijo mayor. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase (v. 28). El hijo mayor muestra como estaba su corazón, no tenía gratitud hacia su padre, actuando con muchos sentimientos de molestia. Tuvo una gran envidia y quejas contra su hermano, Pero cuando vino este tu hijo….has hecho matar para él el becerro gordo (v. 30).

Que actitud tenía este hijo mayor! Descargó toda su amargura y resentimiento contra su padre y no había gozo por el regreso de su hermano. Todo lo contrario, enojo, ira, rebeldía y egoísmo, para él no había motivo de celebración. Pero es interesante analizar la pregunta ¿porque el hijo mayor actúa de esta forma? Encuentro la respuesta en el verso 31, el padre responde a las reacciones de su primogénito: “Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas”. Quiere decir que el hijo siempre tenia a disposición lo que era del padre, pero nunca disfrutó, nunca saboreó por la actitud que hizo ver al presentarse en esa celebración por la vuelta del hermano menor en la casa del padre.

Muchas veces nos pasa esto no disfrutamos de lo que papá Dios nos ofrece, no saboreamos de su perdón, por la falta de sanar algunas heridas del pasado.

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